ABORTO NO ES SALUD PÚBLICA, ES PRÁCTICA IMPUESTA A LA CLASE BAJA Y MEDIA
Desde que Simone de Beauvoir profesora y escritora francesa, creo el idealismo del feminismo contemporáneo, los grupos feministas más radicales se agrupan no solo de forma física, sino de manera ideológica en las memorias dejadas por Beauvoir, que promueven ciertas libertades hacia la mujer, que termina siendo las cadenas de sus propias condenas.
Beauvoir pasó gran parte de su vida a enseñar a sus pupilas, que el embarazo es prácticamente una enfermedad, esto lo describe en su libro “El Segundo Sexo”, donde describe a puño y letra lo siguiente: “…el embarazo es, sobre todo, un drama que se representa en el interior de la mujer… el feto es una parte de su cuerpo y es también un parasito que la explota…”.
Entendiendo lo que dice Simone de Beauvoir, todos somos parásitos y por supuesto también las que defienden estas ideas, somos un drama y por lo tanto todas nuestras vidas son un drama, por lo que da como resultado que las acciones que emprenden las feministas, son solo un drama.
Y existe una grandísima probabilidad de que muchas feministas no saben quién es Simone de Beauvoir, ni gran parte de su literatura filosófica. Pero no es la única que emprendió estas ideas, sino otras mujeres más que también aportaron nuevas ideas, para justificar un crimen como el aborto.
La cuestión es que actualmente los movimientos feministas exigen a gritos, que el aborto sea patrocinado por el gobierno, bajo la insignia de que el embarazo es un tema de Salud Pública, y claro que lo es porque siempre va a cuidar de la salud de la madre y el nonato, porque al final y al cabo el que realiza esta tarea es un médico, no un político, no el presidente ni un gobernador.
Los impuestos que cada ciudadano paga no son para la autodestrucción, sino para el servicio de todo ciudadano, ese es un tema, el otro es el aislamiento de responsabilidades del hombre. Porque la misma mujer orilla al hombre a convertirse en un verdadero macho, solo para montar hembras y salir huyendo, en pocas palabras están creando lo que detestan, machos que las sigan dominando.
Si las feministas consideraban que esto es liberarse del machismo, siento decirlo que se están ahorcando con la misma soga que tanto han rechazado como lo es el machismo.
Beauvoir pasó gran parte de su vida a enseñar a sus pupilas, que el embarazo es prácticamente una enfermedad, esto lo describe en su libro “El Segundo Sexo”, donde describe a puño y letra lo siguiente: “…el embarazo es, sobre todo, un drama que se representa en el interior de la mujer… el feto es una parte de su cuerpo y es también un parasito que la explota…”.
Entendiendo lo que dice Simone de Beauvoir, todos somos parásitos y por supuesto también las que defienden estas ideas, somos un drama y por lo tanto todas nuestras vidas son un drama, por lo que da como resultado que las acciones que emprenden las feministas, son solo un drama.
Y existe una grandísima probabilidad de que muchas feministas no saben quién es Simone de Beauvoir, ni gran parte de su literatura filosófica. Pero no es la única que emprendió estas ideas, sino otras mujeres más que también aportaron nuevas ideas, para justificar un crimen como el aborto.
La cuestión es que actualmente los movimientos feministas exigen a gritos, que el aborto sea patrocinado por el gobierno, bajo la insignia de que el embarazo es un tema de Salud Pública, y claro que lo es porque siempre va a cuidar de la salud de la madre y el nonato, porque al final y al cabo el que realiza esta tarea es un médico, no un político, no el presidente ni un gobernador.
Los impuestos que cada ciudadano paga no son para la autodestrucción, sino para el servicio de todo ciudadano, ese es un tema, el otro es el aislamiento de responsabilidades del hombre. Porque la misma mujer orilla al hombre a convertirse en un verdadero macho, solo para montar hembras y salir huyendo, en pocas palabras están creando lo que detestan, machos que las sigan dominando.
Si las feministas consideraban que esto es liberarse del machismo, siento decirlo que se están ahorcando con la misma soga que tanto han rechazado como lo es el machismo.
Angel E. Sarabio Peña
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